DE MARTÍN PARA EL PUEBLO SAHARAUI.
Pueblo (del latín pópulos) es el conjunto de personas de una nación, aunque también puede entenderse como el de parte de un país, el de una región o el de una localidad, o incluso asimilarse al mismo concepto de país o de localidad.
También puede entenderse como una identificación étnica (racial o cultural).
En cambio, el concepto de pueblo en las naciones-estado modernas y sobre todo en las naciones de ciudadanos contemporáneas (muy plurales y heterogéneas en su composición demográfica, social, antropológica, y cultural, y que incluso ponen en valor esas diferencias) corresponde a un término propio del derecho constitucional:
We, the people of the United States... Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos...
Constitución de los Estados Unidos, Preámbulo. 1787.
Nos los representantes de los pueblos de Colombia...
Constitución de Cúcuta o de la Gran Colombia (incluía a Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador), Preámbulo. 1821.
Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina...
Constitución Argentina de 1853, Preámbulo.
Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República...
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que reforma la de 5 de febrero de 1857. Artículos 2 y 40. 1917.1
La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
Constitución española de 1978, Preámbulo y Artículo 1º, párrafo 2. Véase Pueblo español según la Constitución.
Pueblo español según la Constitución española, pero ¿quién hace esa Constitución? ,¿Participan de manera activa los distintos pueblos que conforman el territorio llamado España en su elaboración?, ¿porqué no se puede llevar la definición de pueblo hasta su verdadero significado?, el documento llamado Constitución es intocable o por el contrario ,¿puede ser modificado para llegar a niveles de convivencia y bienestar de los pueblos mejores a los actuales?.
Las Siete Partidas (o simplemente Partidas) es un cuerpo normativo redactado en Castilla, durante el reinado de Alfonso X (1252-1284), con el objeto de conseguir una cierta uniformidad jurídica del Reino. Su nombre original era Libro de las Leyes, y hacia el siglo XIV recibió su actual denominación, por las secciones en que se encuentra dividida. Y dice:
Cuidan algunos hombres que pueblo se llama a la gente menuda, así como menestrales y labradores, mas esto no es así, y antiguamente en Babilonia y en Troya, que fueron lugares muy señalados y ordenaron todas las cosas con razón y pusieron nombre a cada una según convenía, pueblo llamaron al ayuntamiento de todos los hombres comunalmente: de los mayores y de los menores y de los medianos, pues todos estos son menester y no se pueden excusar, porque se han de ayudar unos a otros para poder bien vivir y ser guardados y mantenidos.
Siete Partidas, Partida Segunda, Título 10, Ley 1. Alfonso X el Sabio, Corona de Castilla, 1265.
Esta obra se considera el legado más importante de España a la historia del derecho, al ser el cuerpo jurídico de más amplia y larga vigencia en Iberoamérica (hasta el siglo XIX). Incluso se le ha calificado de "enciclopedia humanista", pues trata temas filosóficos, morales y teológicos (de vertiente greco-latina), aunque el propio texto confirma el carácter legislativo de la obra, al señalar en el prólogo que se dictó en vista de la confusión y abundancia normativa y solamente para que por ellas se juzgara.
Sin embargo la confusión que el mismo libro de Siete Partidas reconoce continúa hasta el presente. Una definición lexicográfica habitual de pueblo como "todo grupo de personas que constituyen una comunidad u otro grupo en virtud de una cultura, religión o elemento similar comunes",2 cubre no solo el conjunto de ciudadanos en su totalidad, sino cualquier subsección.
En concreto, el concepto de lo popular vinculado a los estratos sociales bajos o pueblo llano podría ser visto como un grupo (el constituido por "la gente menuda, así como menestrales y labradores" que indicaban las Partidas, o la gente común y humilde; pero un grupo especial que, cuando no es ignorado o despreciado por vulgar y rústico, es idealizado y valorado al considerarlo portador de unos teóricos y perennes valores populares; elementos identificadores del conjunto social (del pueblo en sentido amplio) de una forma más genuína o menos viciada que los de las clases dirigentes, élites o clases altas (que en ocasiones son las primeras en imitar los rasgos más tradicionales de lo popular -casticismo y costumbrismo-, a veces como simple moda, a veces con el propósito de frenar el cambio social).
Por todo esto tanto los vascos ,en la actualidad, dentro de España por imperativo legal y los saharauis ,dentro del mundo nos consideramos ,no por capricho, pueblos por definición ,por lo tanto con derecho a ser una nación independiente de cualquier otro pueblo al que no queremos pertenecer simplemente por ser diferentes y por lo tanto ser un pueblo diferente y como consecuencia de ello no nos conformamos en ser ninguna subsección dentro de lo que pretende ser un – Pueblo- grande y libre cueste lo que cueste.
En la actualidad, en un sistema en el que reina la democracia, en su gran mayoría, el derecho a decidir de los pueblos para decidir su propio futuro debería ser de obligado cumplimiento por parte de cualquier Gobierno, aunque para poder hacerlo tengan que reformar documentos como La Constitución, que en la mayoría de los casos, corresponden a documentos obsoletos que no corresponden con la realidad de cualquier sociedad moderna.
Cualquier poder reside en el pueblo, todavía existen estados monárquicos, que sobre el papel y en una definición muy teórica podrían sustentar el poder –cosa que no ocurre- y por suerte, los pueblos se gobiernan por sus representantes políticos reunidos en un congreso o cualquier tipo de foro semejante.
Por desgracia el poder atrae al egoísmo, a la avaricia y como consecuencia el poder llama al poder, es el caso del rey de Marruecos que se enmascara con una cortina de humo creada por el mismo a la que llama democracia pero que no corresponde con la realidad,- la realidad es otra bien distinta-, Mohamed VI lo que está practicando es el mayor de los absolutismos donde él mismo se ha declarado como el único en el que reside el poder. Claro está que en este tipo de sistemas, copia exacta del de Luis XIV, el rey sol, se tiene que preocupar de mantener su equipo de confianza ,cortesanos y clases privilegiadas a su servicio a cambio de un pedacito de pastel y mientras tanto el pueblo malvive ,pero esto no le importa, y por seguir con el símil de Luis XIV ,cuando le comentaban a María Antonieta que el pueblo no tenía pan y pasaba hambre ella contestaba con una frase muy famosa- si no tienen pan que coman pasteles-.
Estas ansias de poder son el cáncer que tiene hoy en día la democracia en España que consiente el absolutismo del rey Mohamed VI y este hace imposible conseguir, por vías políticas, el que se reconozca la independencia de un pueblo, ni tan si quiera su derecho a decidir en ausencia de violencia, de una manera democrática y por lo tanto civilizada.
No nos queda otra vía más que la de conseguir que el pueblo se haga el protagonista, como merece, al fin al cabo ¿quién mantiene a la monarquía española, a los gobiernos y al rey Mohamed VI? El Pueblo.
¿Quién desbancó del poder a Luis XIV? El Pueblo.
No tenemos que olvidar que el verdadero poder lo tiene el pueblo, por lo que éste se tiene que movilizar, pacíficamente, para doblegar a ese poder que no cree en los derechos de los pueblos en constituirse como naciones independientes.
Pueblo (del latín pópulos) es el conjunto de personas de una nación, aunque también puede entenderse como el de parte de un país, el de una región o el de una localidad, o incluso asimilarse al mismo concepto de país o de localidad.
También puede entenderse como una identificación étnica (racial o cultural).
En cambio, el concepto de pueblo en las naciones-estado modernas y sobre todo en las naciones de ciudadanos contemporáneas (muy plurales y heterogéneas en su composición demográfica, social, antropológica, y cultural, y que incluso ponen en valor esas diferencias) corresponde a un término propio del derecho constitucional:
We, the people of the United States... Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos...
Constitución de los Estados Unidos, Preámbulo. 1787.
Nos los representantes de los pueblos de Colombia...
Constitución de Cúcuta o de la Gran Colombia (incluía a Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador), Preámbulo. 1821.
Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina...
Constitución Argentina de 1853, Preámbulo.
Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República...
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que reforma la de 5 de febrero de 1857. Artículos 2 y 40. 1917.1
La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
Constitución española de 1978, Preámbulo y Artículo 1º, párrafo 2. Véase Pueblo español según la Constitución.
Pueblo español según la Constitución española, pero ¿quién hace esa Constitución? ,¿Participan de manera activa los distintos pueblos que conforman el territorio llamado España en su elaboración?, ¿porqué no se puede llevar la definición de pueblo hasta su verdadero significado?, el documento llamado Constitución es intocable o por el contrario ,¿puede ser modificado para llegar a niveles de convivencia y bienestar de los pueblos mejores a los actuales?.
Las Siete Partidas (o simplemente Partidas) es un cuerpo normativo redactado en Castilla, durante el reinado de Alfonso X (1252-1284), con el objeto de conseguir una cierta uniformidad jurídica del Reino. Su nombre original era Libro de las Leyes, y hacia el siglo XIV recibió su actual denominación, por las secciones en que se encuentra dividida. Y dice:
Cuidan algunos hombres que pueblo se llama a la gente menuda, así como menestrales y labradores, mas esto no es así, y antiguamente en Babilonia y en Troya, que fueron lugares muy señalados y ordenaron todas las cosas con razón y pusieron nombre a cada una según convenía, pueblo llamaron al ayuntamiento de todos los hombres comunalmente: de los mayores y de los menores y de los medianos, pues todos estos son menester y no se pueden excusar, porque se han de ayudar unos a otros para poder bien vivir y ser guardados y mantenidos.
Siete Partidas, Partida Segunda, Título 10, Ley 1. Alfonso X el Sabio, Corona de Castilla, 1265.
Esta obra se considera el legado más importante de España a la historia del derecho, al ser el cuerpo jurídico de más amplia y larga vigencia en Iberoamérica (hasta el siglo XIX). Incluso se le ha calificado de "enciclopedia humanista", pues trata temas filosóficos, morales y teológicos (de vertiente greco-latina), aunque el propio texto confirma el carácter legislativo de la obra, al señalar en el prólogo que se dictó en vista de la confusión y abundancia normativa y solamente para que por ellas se juzgara.
Sin embargo la confusión que el mismo libro de Siete Partidas reconoce continúa hasta el presente. Una definición lexicográfica habitual de pueblo como "todo grupo de personas que constituyen una comunidad u otro grupo en virtud de una cultura, religión o elemento similar comunes",2 cubre no solo el conjunto de ciudadanos en su totalidad, sino cualquier subsección.
En concreto, el concepto de lo popular vinculado a los estratos sociales bajos o pueblo llano podría ser visto como un grupo (el constituido por "la gente menuda, así como menestrales y labradores" que indicaban las Partidas, o la gente común y humilde; pero un grupo especial que, cuando no es ignorado o despreciado por vulgar y rústico, es idealizado y valorado al considerarlo portador de unos teóricos y perennes valores populares; elementos identificadores del conjunto social (del pueblo en sentido amplio) de una forma más genuína o menos viciada que los de las clases dirigentes, élites o clases altas (que en ocasiones son las primeras en imitar los rasgos más tradicionales de lo popular -casticismo y costumbrismo-, a veces como simple moda, a veces con el propósito de frenar el cambio social).
Por todo esto tanto los vascos ,en la actualidad, dentro de España por imperativo legal y los saharauis ,dentro del mundo nos consideramos ,no por capricho, pueblos por definición ,por lo tanto con derecho a ser una nación independiente de cualquier otro pueblo al que no queremos pertenecer simplemente por ser diferentes y por lo tanto ser un pueblo diferente y como consecuencia de ello no nos conformamos en ser ninguna subsección dentro de lo que pretende ser un – Pueblo- grande y libre cueste lo que cueste.
En la actualidad, en un sistema en el que reina la democracia, en su gran mayoría, el derecho a decidir de los pueblos para decidir su propio futuro debería ser de obligado cumplimiento por parte de cualquier Gobierno, aunque para poder hacerlo tengan que reformar documentos como La Constitución, que en la mayoría de los casos, corresponden a documentos obsoletos que no corresponden con la realidad de cualquier sociedad moderna.
Cualquier poder reside en el pueblo, todavía existen estados monárquicos, que sobre el papel y en una definición muy teórica podrían sustentar el poder –cosa que no ocurre- y por suerte, los pueblos se gobiernan por sus representantes políticos reunidos en un congreso o cualquier tipo de foro semejante.
Por desgracia el poder atrae al egoísmo, a la avaricia y como consecuencia el poder llama al poder, es el caso del rey de Marruecos que se enmascara con una cortina de humo creada por el mismo a la que llama democracia pero que no corresponde con la realidad,- la realidad es otra bien distinta-, Mohamed VI lo que está practicando es el mayor de los absolutismos donde él mismo se ha declarado como el único en el que reside el poder. Claro está que en este tipo de sistemas, copia exacta del de Luis XIV, el rey sol, se tiene que preocupar de mantener su equipo de confianza ,cortesanos y clases privilegiadas a su servicio a cambio de un pedacito de pastel y mientras tanto el pueblo malvive ,pero esto no le importa, y por seguir con el símil de Luis XIV ,cuando le comentaban a María Antonieta que el pueblo no tenía pan y pasaba hambre ella contestaba con una frase muy famosa- si no tienen pan que coman pasteles-.
Estas ansias de poder son el cáncer que tiene hoy en día la democracia en España que consiente el absolutismo del rey Mohamed VI y este hace imposible conseguir, por vías políticas, el que se reconozca la independencia de un pueblo, ni tan si quiera su derecho a decidir en ausencia de violencia, de una manera democrática y por lo tanto civilizada.
No nos queda otra vía más que la de conseguir que el pueblo se haga el protagonista, como merece, al fin al cabo ¿quién mantiene a la monarquía española, a los gobiernos y al rey Mohamed VI? El Pueblo.
¿Quién desbancó del poder a Luis XIV? El Pueblo.
No tenemos que olvidar que el verdadero poder lo tiene el pueblo, por lo que éste se tiene que movilizar, pacíficamente, para doblegar a ese poder que no cree en los derechos de los pueblos en constituirse como naciones independientes.
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